¿Te asusta el hablar en público?


¿Te asusta el hablar en público? 
¿Te sientes cómodo hablando en público? 

Durante mis años de estudio he conocido a personas que sufren al hablar en público o que simplemente no les gusta. No me refiero a estudiantes de escuela primaria. No, me refiero a estudiantes de Universidad o Maestría, personas que ya tienen un nivel y experiencia de trabajo. 

Recuerdo el día de mi graduación de Universidad, un chico al estar dando su discurso rompió en llanto. Esto puede parecer muy conmovedor, sin embargo desde otro punto de vista, es un tipo adulto que se está graduando de Universidad, no de Secundaria. Se esperaría un poco más de madurez en dicho evento, que se comportara como todo el profesional que se supone es. A otros no se les escuchaba nada, otros tartamudeaban tanto que se escuchaba pero no se entendía.

De la misma forma recuerdo a varios de mis compañeros de Maestría en Taiwán, quienes cuando les tocaba hacer una presentación, apenas se les podía escuchar la voz. Otros, se notaba que memorizaban sus discursos, mantenían la vista fija a un punto y parecían robots repitiendo una grabación. Si se llegaban a equivocar en un punto, rebobinaban y volvían a empezar desde un poco antes de donde se equivocaban.

Había otros que lo que hacían era leer completamente las diapositivas (lo cual indica que las mismas estaban mal hechas). Otros daban la espalda a los oyentes y daban su presentación viendo hacia la pantalla. Y se suponía que todos los que estábamos en dicho programa teníamos por lo menos dos años o más de experiencia laboral.

Reconozco que no todos tienen la habilidad para hablar en público, sin embargo se espera que aquellos que son profesionales lo hagan un poco mejor que los estudiantes de secundaria o primaria. Por eso se aconseja practicar y practicar.

Digo todo lo anterior porque en una ocasión junto con mi esposa fuimos a una exposición de trabajos de electrónica de estudiantes de escuela primaria y secundaria. Debo decir que fue muy interesante la actividad.

Pasamos por los diferentes stands observando los trabajos que habían preparado los estudiantes, algunos eran interactivos y otros eran para mostrar los resultados de sus experimentos. Pero lo que más nos impacto fue la facilidad con que los estudiantes explicaban lo que habían preparado.

Éramos dos adultos delante de un grupo de niños o adolescentes en algunos casos y no se inmutaron para nada. Tenían una facilidad de palabra impresionante, explicaron de una forma tan clara que no he visto en muchos adultos. Nos permitieron hacerles preguntas y las contestaban sin cortarse o dudar en sus respuestas. En algunas ocasiones lo verificaban con sus notas y nos mostraban las estadísticas a la vez que nos las explicaban.

Recuerdo que le dije a mi esposa “estos chicos hablan mejor que muchos de mis compañeros de Universidad o Maestría”. Ella tenía la misma impresión en cuanto a sus compañeros.

Me pregunto si al crecer algunas personas van perdiendo esa habilidad de hablar y expresarse. O nunca lo han cultivado, puede ser. Algunos hemos tenido que aprender, otros nacen con esta habilidad.
 
En fin, lo refrescante fue saber que las nuevas generaciones tienen en sus filas a personas que no le temen a expresarse en público, pueden comunicarse con sus mayores y al crecer lo harán con los más jóvenes. 

Ellos son la esperanza que la educación necesita, personas que puedan explicar temas complicados de forma amena, sencilla, clara y precisa.




Tal vez te interesen estas entradas