¿Compartir o no compartir nuestra experiencia como maestros?

¿Compartir o no compartir nuestra experiencia como maestros?


Algo que muchos hacemos en redes sociales. Veo con agrado todo lo que comparten maestros de diferentes nacionalidades y que trabajan en diferentes países. Hay muchos temas interesantes, nuevos, atrevidos, actuales, de los cuales todos podemos aprender.

Pero también hay muchos que no les gusta compartir su experiencia. Puede ser por miedo a que alguien los critique, que les den un mal comentario. Y es totalmente normal, el ser humano tiende a tener miedo a las críticas y todo lo que pueda afectar nuestra autoestima. Es nuestro sistema de autoprotección el que nos retiene.


Una vez conocí a una maestra que no quería publicar videos de las actividades que hacía en clase, ni quería escribir sobre ellas porque decía que entonces todos le iban a copiar sus ideas y perdería su lo que la hacía especial. Daba talleres sobre sus técnicas, pero en el formulario de inscripción decía que estaba prohibido tomar fotos o videos porque decía que entonces la gente no se inscribiría a sus talleres.

Me parece que, al compartir nuestro conocimiento, aprendemos unos de otros. Además, con el internet, casi todo puede encontrarse con unos cuantos clicks.


El compartir no significa que la gente no te va a pagar por un taller, a la gente le va a interesar tu experiencia y deseará saber más sobre lo que haces, cómo lo haces y de dónde sacas la inspiración para tu innovación.

Tampoco significa que te van a copiar las ideas, al final de todo, todos aprendemos de todos. Lo que hoy hacemos en nuestra clase es el resultado de todo lo que hemos aprendido con los años, de lo que hemos visto, leído, escuchado y de la inspiración que hemos tenido como resultado de conversar con otros.

Buenas y malas copias
En el mundo de la música se habla mucho de las copias. Cuando un artista copia la melodía, el arreglo o la letra. Cuando el artista no pone su parte humana, su propio estilo o energía, se considera una copia clara. Esto es lo que pasa cuando queremos seguir exactamente los pasos de un proceso que otro maestro ha enseñado. Ponemos nuestra energía en ser como el otro maestro y nos olvidamos de nosotros mismos y de nuestros estudiantes.

Luego nos preguntamos por qué no tuvimos el mismo resultado cuando hicimos las mismas cosas. El proceso es el mismo, pero el maestro y los alumnos no lo son. Representan un ambiente diferente y es normal que el resultado no sea exactamente el mismo.


Regresando al tema de la música. Cuando el artista le pone su propio toque, lo hace diferente y hay mucho de sí mismo, entonces se le llama que fue inspirado por el otro. Deja de ser una simple copia y se convierte en algo único, en algo especial. 

De igual forma, en nuestra clase no pretendamos copiar exactamente lo que otros comparten. Pongamos nuestra sazón, nuestro toque, adaptémoslo al ambiente cultural y a la realidad actual de los estudiantes. Que lo que otros comparten sea nuestra inspiración para hacer nuestra clase especial y diferente.

Saludos desde Taiwán,
Yo soy Fernando.



 

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