El teatro no como herramienta de enseñanza sino como formación del maestro de español

El teatro no como herramienta de enseñanza sino como formación del maestro de español


Mucho se ha comentado acerca de utilizar el teatro como una herramienta en la clase de español o de cualquier otro idioma, para juegos de roles en clase, para hacer una presentación en la escuela, para enseñar historia o un texto, porque de esta forma los estudiantes se sienten más identificados con el tema que se esté enseñando.

Pero no se dice tanto sobre el teatro como parte de la formación del maestro. Sí, me animo a decir como parte de la formación y voy a explicar el por qué de este pensamiento.


En clase el maestro debe mantener el buen ánimo de los estudiantes, el buen ambiente para que se puedan aprender de mejor forma, debemos crear ese espacio donde los estudiantes puedan viajar mentalmente a esos países de habla hispana donde se desarrollan muchos textos e historias del libro.

Por una parte, somos los maestros de español, por otra somos los guías de turismo en ese viaje imaginario. Pero también somos el vendedor de la esquina, el tendero, el chofer del autobús, la persona que atiende en información turística, el de la aerolínea que pide el pasaporte en el aeropuerto, somos todo eso y más durante una clase.

Así que estamos interpretando diferentes papeles para el mismo público. A veces en la misma hora de clase somos dos o tres personas diferentes, con diferentes acentos, expresiones, personalidades, para darle credibilidad al momento y que los estudiantes se sientan motivados, entretenidos y se animen a hacer su parte de esta pequeña obra.


Muchas veces al explicar un vocabulario, hacemos un pequeño monólogo o explicamos con gestos y movimientos corporales. Somos actores y actrices. Estamos haciendo teatro.

En clase, sin importar si tenemos problemas, si hemos tenido una mala semana, si estamos nerviosos esperando por un resultado médico, si estamos tristes o enfadados o aburridos, etc., hemos tenido que poner cara alegre, llenarnos de energía de un respiro y seguir con la clase.

Una opción, que requiere mucha madurez además de práctica, es plantear nuestro problema como tema de la clase y que los estudiantes empiecen a dar sugerencias, consejos, ideas. Con esto ya tienes para hacerlos practicar condicional, futuro y subjuntivo. Toda una clase. 

Si trabajas con niños, no lo recomiendo. Pero si trabajas con adultos y tienen un nivel intermedio por lo menos, es una buena opción.


Si no has tomado un curso de teatro, te recomiendo ir a un taller o tomar unas clases básicas de actuación y modulación de la voz. Te serán de gran utilidad. Pero cuidémonos de no convertirnos en un “Garrik”. Si no lo conoces, te recomiendo leer el poema “Reir llorando”, de Juan de Dios Peza.

Saludos desde Taiwán,
Yo soy Fernando.






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